miércoles, agosto 19, 2015

El sufrimiento ignorado

“Ninguna enfermedad, ninguna guerra, ninguna plaga han sido tan letales y, al mismo tiempo, tan evitables como el hambre”

Martín Caparrós, El Hambre


Níger, país rico en minerales, pero a su vez es el más pobre, en donde las sequías, las plagas, la desertificación de sus terrenos permite que la hambruna se lleve a miles de personas, en el que si pudieran pedir un deseo, pedirían una vaca para obtener leche de ella; para después venderla; comprar las cosas para hacer buñuelos y venderlos en el mercado; con eso más o menos se las arreglarían. Sin embargo, millones de personas de África central, occidental y del Cuerno de África se mueren a causa del hambre y nadie hace nada; son parte de un mundo marginado, en donde viven en zozobra; su problema principal es la hambruna, pero éste desencadena más problemas.  Martín Caparrós en El Hambre, relata la experiencia que vivió durante su estadía en los países de África, la situación en la que se encuentran las personas que no cuentan con la dicha que tienen las personas de los países del occidente o locales.

Más de 805 millones de personas en el mundo pasan hambre, según los datos de la FAO; uno de cada nueve personas en la tierra no tiene la suerte de comer todos los días; El poco alimento que logran conseguir por suerte es una bola de mijo, que pocas veces alcanza para todos, pero muchas veces la madre deja de comer por “alimentar” a su hijo. Los niños son los más perjudicados, ya que desde pequeños no reciben un alimento nutritivo o lo suficiente como para sobrevivir. En el libro de El Hambre de Martín Caparrós afirma lo siguiente:

Cuando un cuerpo come menos que lo que necesita empieza por comerse sus reservas de azúcar; después las de grasa. Cada vez se mueve menos: se pone letárgico. Pierde peso y pierde defensas: su sistema inmunitario se debilita por momentos. Lo atacan virus que le causan diarreas que lo van vaciando. Parásitos que el cuerpo ya no sabe rechazar se instalan en la boca, duelen mucho; infecciones bronquiales le complican la respiración y duelen mucho. Al fin empieza a perder su escasa masa muscular: ya no puede pararse, y pronto no podrá moverse; duele. Se acurruca, se arruga: la piel se le pliega y se le quiebra; duele. Llora despacio; quieto, espera que se acabe. (Caparrós, 2014, p. 22)

Muchas veces hemos escuchado la palabra “hambre”, pero muchos no hemos experimentado ese significado por un largo tiempo. Mientras en muchos países se desperdician 1.300 millones de toneladas al año (FAO, 2011), 25.000 personas mueren cada día a causa del hambre (Caparrós, 2014, p. 13), pero “¿Cómo carajo conseguimos vivir sabiendo que pasan estas cosas?” (p. 47).

“Un chico que se muere de hambre es un chico asesinado”. (Ziegler, citado en Caparrós, 2014, p. 13). Nadie lucha por evitar que siga pasando. Para que no duela cierran los ojos o simplemente no les importa. Pero no se trata de eso, de ignorar algo que está pasando y más aún utilizar a esas personas con un objetivo que favorece a los países de grandes potencias, quienes se aprovechan de sus tierras, sus recursos naturales y a su vez de las personas para sacar provecho para sí mismos. Kant sostiene que no se puede tolerar ser utilizado como un medio para un fin “Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio”. (Kant, citado en Trat. de M. García Morente, 1956)

En los Hundidos y los Salvados la tercera parte de la llamada Trilogía de Auschwitz, el italiano Primo Levi, cuenta su supervivencia durante el holocausto en el campo de concentración de Auschwitz. Allí relata como un día de agosto de 1944 encontró, para su sorpresa, un grifo de agua. Egoístamente, y sabiendo que todos morían de sed, decide compartir el agua solo con su amigo sin conocer aún que un compañero lo ha descubierto. Algún tiempo más tarde, este le pregunta por qué: “¿Por qué vosotros sí y yo no?”. (Levi, 1989, p. 463-464)

Es justificable que muchas personas solo se unan para derrocar a un gobierno; que luchen por un mundo en el que se incluyan a los homosexuales, lesbianas, etc.; que se unan para que legalicen la marihuana o el uso de armas; que las personas solo se unan cuando alguna ley esté atentando o pongan en peligro el bienestar propio, pero ¿cuándo será el día en que nos unamos por ayudar a los otros sin considerar si nos va a beneficiar en algo o en qué podamos sacar provecho? Así es el mundo en el que vivimos; en donde la ciencia ha avanzado y la tecnología se actualiza constantemente; sin embargo un gran número de personas muere de hambre.

-Si usted leyó este breve párrafo en medio minuto; sepa que en ese tiempo solo se murieron de hambre entre ocho y diez personas en el mundo- (Caparrós, 2014, p. 13)

Bibliografía

-        Caparrós, M. (2014). En M. Caparrós, El Hambre. Barcelona: Planeta.
-        FAO. (2011). Pérdidas y desperdicio de alimentos en el mundo - Alcance, causas y prevención. Roma: AGS.
-        Levi, P. (1989). Los hundidos y los salvados. Barcelona: El Aleph

sábado, julio 27, 2013

Deseos nocturnos




Quisiera quedarme toda la noche escuchando música y desgastarme solo con pensar en el pasado, para así consumirme lentamente hasta quedar totalmente satisfecha.

jueves, junio 13, 2013

Vida después de la muerte



Morimos los dos juntos, y así es como empieza la vida después de la muerte. En este mundo no se siente dolor, ni siquiera tengo heridas, pero sin embargo me hace falta algo. Estoy atrapada en otro cuerpo que no es mío. Aún no entiendo por qué mi alma escogió este cuerpo. Es de estatura baja y delgada, trigueña, de cabello negro y liso, ojos cafés protegidos por unas pestañas rizadas.
En el mundo en donde me encuentro, es libre, todo el mundo sonríe a cada momento, sin ningún peso encima. Hay una gran diversidad de plantas, árboles y animales. Amo este lugar, pero no te encuentro. No me siento completa sin ti. A veces me pregunto: ¿En dónde estás? no te veo por ninguna parte ¿Por qué no estás a mi lado? si cuando morimos los estabas. Aún no sé si te encontraré.
Camino sin cesar buscándote, perdiendo la esperanza de que no te volveré a ver. Saludo con uno y con otro. Los días pasan y no sé nada de ti.

Al día siguiente...

Sentada bajo un árbol, con un sol brillante, una persona simpatizante se me acerca, saluda conmigo y se sienta a mi lado. Conversamos amenamente. Poco a poco nos vamos conociendo. Le hablo de la persona que busco. Ella agacha la cabeza, da un suspiro, alza su mirada hacia a mí y me dice: La persona que buscas no está en este mundo. Él está en el infierno, porque cometió un homicidio. El te mató a ti por una discusión que tuvieron y luego se mató él. Lo siento, pero no podrás verlo nunca más.


Desde ahí  no he hecho nada más que resignarme y aceptar la nueva vida que tengo, pero lo que sí nunca dejo de hacer, es, preguntar por él todos los días, aunque él no me recuerde, ya que enloqueció.