“Ninguna
enfermedad, ninguna guerra, ninguna plaga han sido tan letales y, al mismo
tiempo, tan evitables como el hambre”
Martín Caparrós, El Hambre
Níger, país rico en minerales, pero a su vez es el más
pobre, en donde las sequías, las plagas, la desertificación de sus terrenos
permite que la hambruna se lleve a miles de personas, en el que si pudieran pedir
un deseo, pedirían una vaca para obtener leche de ella; para después venderla;
comprar las cosas para hacer buñuelos y venderlos en el mercado; con eso más o
menos se las arreglarían. Sin embargo, millones de personas de África central,
occidental y del Cuerno de África se mueren a causa del hambre y nadie hace
nada; son parte de un mundo marginado, en donde viven en zozobra; su problema
principal es la hambruna, pero éste desencadena más problemas. Martín Caparrós en El Hambre, relata la experiencia que vivió durante su estadía en
los países de África, la situación en la que se encuentran las personas que no
cuentan con la dicha que tienen las personas de los países del occidente o
locales.
Más
de 805 millones de personas en el mundo pasan hambre, según los datos de la FAO;
uno de cada nueve personas en la tierra no tiene la suerte de comer todos los
días; El poco alimento que logran conseguir por suerte es una bola de mijo, que
pocas veces alcanza para todos, pero muchas veces la madre deja de comer por
“alimentar” a su hijo. Los niños son los más perjudicados, ya que desde
pequeños no reciben un alimento nutritivo o lo suficiente como para sobrevivir.
En el libro de El Hambre de Martín Caparrós afirma lo siguiente:
Cuando un cuerpo come menos que lo que necesita empieza por
comerse sus reservas de azúcar; después las de grasa. Cada vez se mueve menos:
se pone letárgico. Pierde peso y pierde defensas: su sistema inmunitario se
debilita por momentos. Lo atacan virus que le causan diarreas que lo van
vaciando. Parásitos que el cuerpo ya no sabe rechazar se instalan en la boca,
duelen mucho; infecciones bronquiales le complican la respiración y duelen
mucho. Al fin empieza a perder su escasa masa muscular: ya no puede pararse, y
pronto no podrá moverse; duele. Se acurruca, se arruga: la piel se le pliega y
se le quiebra; duele. Llora despacio; quieto, espera que se acabe. (Caparrós,
2014, p. 22)
Muchas
veces hemos escuchado la palabra “hambre”, pero muchos no hemos experimentado
ese significado por un largo tiempo. Mientras en muchos países se desperdician 1.300
millones de toneladas al año (FAO,
2011) , 25.000 personas
mueren cada día a causa del hambre (Caparrós, 2014, p. 13), pero “¿Cómo carajo
conseguimos vivir sabiendo que pasan estas cosas?” (p.
47).
“Un
chico que se muere de hambre es un chico asesinado”. (Ziegler, citado en
Caparrós, 2014, p. 13). Nadie lucha por evitar que siga pasando. Para que no
duela cierran los ojos o simplemente no les importa. Pero no se trata de eso,
de ignorar algo que está pasando y más aún utilizar a esas personas con un
objetivo que favorece a los países de grandes potencias, quienes se aprovechan
de sus tierras, sus recursos naturales y a su vez de las personas para sacar
provecho para sí mismos. Kant sostiene que no se puede tolerar ser utilizado
como un medio para un fin “Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en
tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente
como un medio”. (Kant, citado en Trat. de M. García Morente, 1956)
En los
Hundidos y los Salvados la tercera parte de la llamada Trilogía de Auschwitz, el italiano Primo Levi, cuenta su
supervivencia durante el holocausto en el campo de concentración de Auschwitz. Allí
relata como un día de agosto de 1944 encontró, para su sorpresa, un grifo de
agua. Egoístamente, y sabiendo que todos morían de sed, decide compartir el
agua solo con su amigo sin conocer aún que un compañero lo ha descubierto.
Algún tiempo más tarde, este le pregunta por qué: “¿Por qué vosotros sí y yo
no?”. (Levi, 1989, p. 463-464)
Es
justificable que muchas personas solo se unan para derrocar a un gobierno; que
luchen por un mundo en el que se incluyan a los homosexuales, lesbianas, etc.;
que se unan para que legalicen la marihuana o el uso de armas; que las personas
solo se unan cuando alguna ley esté atentando o pongan en peligro el bienestar
propio, pero ¿cuándo será el día en que nos unamos por ayudar a los otros sin
considerar si nos va a beneficiar en algo o en qué podamos sacar provecho? Así
es el mundo en el que vivimos; en donde la ciencia ha avanzado y la tecnología
se actualiza constantemente; sin embargo un gran número de personas muere de
hambre.
-Si
usted leyó este breve párrafo en medio minuto; sepa que en ese tiempo solo se
murieron de hambre entre ocho y diez personas en el mundo- (Caparrós, 2014, p.
13)
Bibliografía
-
Caparrós, M. (2014). En M. Caparrós, El Hambre.
Barcelona: Planeta.
-
FAO. (2011). Pérdidas
y desperdicio de alimentos en el mundo - Alcance, causas y prevención.
Roma: AGS.
-
Levi, P.
(1989). Los hundidos y los salvados. Barcelona: El Aleph